“Filosofía breve de la vida”, de Higinio Marín

Filosofía breve de la vida


Higinio Marín es rector de la Universidad San Pablo-CEU, doctor en Filosofía, padre de familia. Tendrá unos 60 años, aunque aparenta menos. Ha sido profesor durante muchos en varias universidades y ha publicado unos cuantos libros. No me extenderé sobre el autor y su obra: si el lector quiere saber algo más le ruego pinche en:

https://mundusunaarqueologia.blogspot.com

Ahí tiene para muchas horas de disfrutar, para ser más sensato, para tener una vida más lograda (artículos, entrevistas, conferencias, etc.), para robustecer certezas agradecidas.

Hoy quiero hacer un breve comentario sobre su último libro “Filosofía breve de la vida”, de Ediciones Encuentro, Madrid 2025 (como veis, recién salido del horno), doscientas y pocas páginas divididas en unos cincuenta capítulos, cada uno dedicado a un verbo. Verbos-acciones-pasiones tan humanos e importantes como nacer, comer, leer, recordar, pasear, agradecer, pensar, etc. Separaré algunas ideas que quizás ayuden al lector y lo animen a leerlo, releerlo e ir interiorizando su contenido. Por supuesto sólo espigaré cuatro puntos breves dejando a los expertos un análisis más extenso y profundo.

1.- Se trata de un libro de cómoda lectura por su formato: parecen artículos largos de periódico o revista, de pocas páginas. Con la suficiente independencia cada capítulo como para empezar por los verbos que más nos importen, o saltarse varios capítulos, o volver al principio, etc. O incluso dejar el libro unos cuantos días y volver a retomarlo. Permitiría suprimir algunos capítulos o, mucho mejor, ir introduciendo muchos más poco a poco, a medida que el autor los vaya madurando. Este punto lo hace especialmente apto para adolescentes profundos o estudiosos, amigos de aventurarse un poco a reflexionar sobre la vida, sobre las personas, sobre uno mismo. Y para todos los universitarios o para todos los jóvenes que comienzan en sus trabajos en el tercer decenio de su vida y que también comienzan a tomarse en serio una relación de pareja estable. Cada artículo sería como una tesela y todas juntas formarían un mosaico en el que apreciamos sentido y alegría.

2.- Lo grácil, lo esponjoso del texto agradará a lectores más inocentes, menos avezados. Pero todos los artículos dejan transparentar, como en un palimpsesto, grandes novelas, grandes filósofos, grandes ideas de la historia de la Filosofía. Para los más iniciados será muy grato percibir cómo Higinio se apoya en otros autores y los recrea o bien los matiza, generando como varias capas posibles en cuanto a la profundidad de la lectura.

3.- Dejando la “forma” y yendo más al fondo (ojalá se me perdone esta dicotomía simplificadora) la obra se caracteriza por un vitalismo existencialista o por un existencialismo vitalista (como se quiera). Leerlo con buena disposición, como quien quiere aprender y escuchar a un buen amigo que también es un hombre bueno y con experiencia de vida es muy vivificante. De verdad que es un texto vivificador porque el conocimiento no seca la realidad ni la vuelve gris sino que nos libera acreciendo nuestra vida. Todo el libro está empapado de celebración, de contento, de sensatez.

4.- Aunque no se aprecien a simple vista, desde un análisis académico debo indicar que la edificación de la obra tiene como sillares los elementos constitutivos de la vida orgánica humana (intelección, reproducción, sensación, movimiento, crecimiento, nutrición) pero también su difusión desde dentro, una suerte de dispendio bueno, rebosante, dando de más (bonum diffusivum sui). Y además de Aristóteles también es constitutiva en la perspectiva e intención de la obra la filosofía personalista del siglo XX: la importancia de los verbos, de la acción humana (Blondel), del tú (Buber), de la antropología metafísica de Marías, “Teoría y realidad del otro” (Laín Entralgo), etc.

En los poemas de cabo roto iniciales del Quijote, dice Cervantes sobre “La Celestina”: “libro en mi opinión divino, si encubriera más lo humano”. De este ensayo de Marín habría que decir: “libro a mi entender divino pues que celebra lo humano”. Me apuesto lo que quiera con el lector: tras leer “Filosofía breve de la vida” será un poco más sabio, estará más contento, se inclinará más al bien y a la celebración agradecida.